lunes, 2 de diciembre de 2013

Historia de Quito

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Plano de la Ciudad de Quito en 1734, por Dionisio de Alcedo y Herrera.
Paisaje que recrea la fauna y la flora doméstica del Corregimiento de Quito; publicado en la Obra Relación Histórica del Viaje a la América Meridional, de Jorge Juan y Antonio de Ulloa durante la realización de la Misión Geodésica Francesa en la Real Audiencia de Quito en 1735.
La historia de Quito se remonta a los primeros habitantes que poblaron las regiones orientales del Distrito alrededor del año 1030 a.c., en el sector del Inca. Si bien existen restos arqueológicos que demuestran que la ciudad estuvo poblada durante siglos, se desconoce el momento exacto de su fundación.
Más adelante con la llegada de los Incas, Quito se convertiría en una ciudad importante de la zona norte del Tahuantinsuyo y la tras la destrucción de Tomebamba se transformó en la segunda capital de imperio Inca. El 6 de diciembre de 1534 la ciudad sería conquistada por los españoles y es, a partir de esa fecha, que se considera su fundación. Durante la colonia sería el centro político del actual Ecuador, la segunda ciudad en ser fundada en territorio ecuatoriano y desde aquella época la capital y principal urbe de la nación.
Himno de Quito
Autor:
Letra: Fray Bernardino Echeverría
Música: Fray Agustín Azkúnaga
Año: 1912
Bandera de Quito.
Coro
Nuestros pechos, en férvido grito,
te saludan ciudad inmortal,
Gloria a ti, San Francisco de Quito,
en tu historia muy noble y leal.

I
En las faldas inmensas del monte,
tu grandeza buscó un pedestal,
para henchir tu ambición de horizonte,
y colmar tu ansiedad de ideal.

II
Oh, ciudad española en el Ande,
Oh, ciudad que el Incario soñó,
porque te hizo Atahualpa eres grande,
y también porque España te amó.

III
Y quién pudiera contar conquistas,
oh, leal y muy Noble Ciudad,
eres cuna de héroes y artistas,
y una antorcha de luz y verdad.

IV
Cuando América toda dormía,
oh muy Noble Ciudad, fuiste Tú,
la que en nueva y triunfal rebeldía,
fue de toda la América luz.

V
Con la audacia triunfal que blasonas,
ya tus hijos lucharon ayer,
y trajeron al grande Amazonas,
cual trofeo de reina a tus pies.

VI
Aunque el tiempo veloz siempre rueda,
y se esfuma en su noche el ayer,
siempre intacta tu gloria se queda,
y es la misma en los siglos tu fe.

ESCUDO DE QUITO